MÁS ALLÁ DEL LIBERTARISMO:
PREFACIO PARA AMÉRICA LATINA
por Julian Assange
La lucha de WikiLeaks es una gesta compleja. En mi trabajo como periodista he luchado
contra guerras y para que los grupos poderoso rindieran cuentas ante el pueblo.
Mediante esta labor, he llegado a comprender
la dinámica del orden internacional y la lógica del imperio. He visto a países pequeños ser amedrentados y
dominados por países más grandes o plagados de empresas extranjeras que los
hacen tomar decisiones en detrimento propio. He visto el amordazamiento del deseo popular,
elecciones compradas y vendidas, y las riquezas de países como Kenia robadas y
rematadas entre plutócratas en Londres y Nueva York.
Estas experiencias me han formados como
criptopunk. Me han aportado una sensibilidad
respecto de los temas que se discuten en este libro, que es de especial interés
para los lectores de América Latina. El libro no los examina en su totalidad, eso
es para otro libro –para muchos otros libros-. Pero quisiera detenerme en estos temas y
pedirles a los lectores que los tengan en mente durante la lectura del presente
texto.
En los últimos años se ha visto el
debilitamiento de las viejas hegemonías. Las poblaciones desde el Maghreb hasta el
golfo Pérsico se han levantado ante tiranías para conseguir la libertad y la
autodeterminación. Movimientos populares en Pakistán
y Malasia prometen constituir un nuevo foco de fuerza en el escenario mundial.
Mientras que América Latina ha comenzado a transitar un período muy esperado de
soberanía e independencia tras siglos de dominio imperial. Cuando el sol se pone sobre las democracias
occidentales, estos avances constituyen la esperanza de nuestro mundo. Viví en carne propia la nueva independencia y
vitalidad de América Latina cuando Ecuador, la Alianza Bolivariana para los
Pueblos de Nuestra América (ALBA), la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR)
e incluso la Organización de los Estado Americanos (OEA) salieron en defensa de
mis derechos luego de haber recibido asilo político.
La duradera lucha latinoamericana por la
autodeterminación es importante porque marca el camino para que el resto del
mundo avance hacia la libertad y la igualdad. Pero la independencia de América Latina está
aún en pañales. Los intentos desestabilizadores de Estados Unidos todavía son
moneda corriente en la región, como ocurrió, no hace mucho, en Honduras, Haití,
Ecuador y Venezuela.
Ese es el motivo por el cual el mensaje
criptopunk es de especial importancia para el público de América Latina. El mundo debe ser consciente del riesgo que la
vigilancia[1]
significa para América Latina y para el antiguo Tercer Mundo. La vigilancia estatal no solo es un problema
para la democracia o para la gobernabilidad, sino que es un problema geopolítico.
El control total
de la población por parte de poderes internacionales naturalmente amenaza la
soberanía. Las sucesivas intervenciones en los asuntos de los de las
democracias latinoamericanas nos han enseñado a ser realistas. Sabemos que los
antiguos poderes coloniales usarán cualquier ventaja para impedir la
consagración de la independencia de todo el continente.
Este libro debate sobre lo que ocurre cuando
las corporaciones estadounidenses como Facebook disponen de una penetración
casi total en la población de un país entero, pero no se detiene en las cuestiones
geopolíticas de fondo.
Haciendo una simple consideración geográfica
se nos presenta un aspecto importante. Todo el mundo sabe que la geopolítica
global está determinada por los recursos petroleros. El flujo del crudo
determina quién domina, quién es invadido y quién es marginado de la comunidad
global. El control físico de solo un segmento de un oleoducto ofrece un enorme
poder geopolítico. Los gobiernos en esta posición pueden obtener enormes
concesiones.
Entonces ocurre que, de un golpe, el Kremlin
puede sentenciar a Europa del Este y Alemania a un invierno sin calefacción. Y la
sola posibilidad de que Teherán construya un oleoducto que llegue a India y a
China alcanza como pretexto para la lógica belicosa de Washington.
Con el control de los cables de fibra óptica,
por donde pasan los gigantes flujos de datos que conectan a la civilización
mundial, ocurre lo mismo que con los oleoductos. Ese es el nuevo juego:
controlar la comunicación de miles de millones de personas y organizaciones.
No es secreto que, en lo referente a internet
y a las comunicaciones telefónicas, todos los caminos desde y hacia América
Latina pasan Estados Unidos. La infraestructura de internet dirige gran parte
del tráfico desde y hacia América Latina a través de cables de fibra óptica que
físicamente atraviesan las fronteras de Estados Unidos. El Gobierno de Estados
Unidos no ha mostrado muchos escrúpulos en transgredir su propia ley al
interceptar estas líneas para espiare a sus propios ciudadanos. Y no existen
las leyes que impidan espiar a ciudadanos extranjeros. Cada día, cientos de
millones de mensajes de toda América Latina son devorados por las agencias de
espionaje de Estados Unidos y almacenados para siempre en depósito del tamaño
de ciudades. Los aspectos geográficos relativos a la infraestructura de
internet por lo tanto tienen consecuencias para la independencia y soberanía de
América Latina.
El problema también trasciende la geografía. Muchos
gobiernos y ejércitos latinoamericanos resguardan sus secretos con hardware criptográfico. Se trata de
aparatos y programas que codifican y descodifican mensajes. Los Gobiernos
adquieren estos equipos para mantener sus secretos a salvos, a menudo con un
alto costo para el pueblo, porque le temen, con razón, a la intercepción
estadounidense de sus comunicaciones.
Pero las compañías que venden estos costosos
dispositivos gozan de lazos estrechos con la comunidad de inteligencia de
Estados Unidos (Intelligence Community).[2]
Sus ejecutores ejecutivos y funcionarios de alto rango son matemáticos e
ingenieros de la NSA (sigla de la National
Security Agency, la Agencia de Seguridad Nacional de los Estados Unidos),[3]
quienes capitalizan las invenciones que crearon para el estado de vigilancia. Estos
dispositivos están con frecuencia deliberadamente violados con un propósito: no
importa quién vaya a usarlos o cómo lo hará –las agencias estadounidenses
pueden desencriptar la señal y leer los mensajes-.
Estos dispositivos son vendidos a América
Latina y a otros países como una forma de proteger sus secretos, pero en
realidad son una forma de robar esos secretos. Los gobiernos estarían más a
salvo usando software criptográfico
abierto desarrollado por criptopunks, cuyo código es abierto para que todo el
mundo vea que no se trata de una herramienta de espionaje, y que está disponible
al precio de una conexión a internet.
Mientras tanto, Estados Unidos está
acelerando la próxima gran guerra armamentista. Los descubrimientos de los
virus Stuxnet, Duqu y Frame, anuncian una nueva era de programas altamente
complejos con finalidad destructiva concebidos por Estados poderosos para
atacar Estados más débiles. Su uso agresivo en un primer golpe contra Irán está
dirigido para socavar los esfuerzos persas para conseguir la soberanía
nacional, finalidad que va en contra de los intereses estadounidenses e
israelíes en la región.
Había una época en la que el uso de los virus
informáticos en tanto armas ofensivas era un mecanismo argumental en novelas de
ciencia ficción. Ahora es una realidad global, estimulada por la conducta
irresponsable de la administración Obama, en contraposición con la ley
internacional. Otros Estados ahora harán lo propio, mejorando su capacidad
ofensiva para alcanzar a Estados Unidos.
Estados unidos no es el único culpable. En los
últimos años, la infraestructura de internet en países como Uganda se ha visto
enriquecida por la inversión directa china. Se reparten abultados préstamos a
cambio de contratos africanos para que compañías chinas construyan la
infraestructura de red troncal que conecte escuelas, ministerios
gubernamentales y comunidades al sistema de fibra óptica global.
El continente africano se está conectando también,
pero con hardware suministrado por un
país que aspira a ser una súper potencia internacional ¿Será internet el camino
para que África siga estando dominada en el siglo XXI? ¿Está convirtiéndose
África una vez más en un espacio para la confrontación de los poderes
mundiales?
Esto son solo algunos de los caminos por los
que este libro trasciende la lucha por la libertad individual.
Los criptopunks originales, mis camaradas,
eran mayormente libertarios. Nosotros buscábamos proteger la libertad
individual de la tiranía estatal y la criptografía entonces era propiedad
exclusiva de los Estados, usada como armas en varias de sus guerras. Al desarrollar
nuestro propio software contra las
superpotencias, y al divulgarlo a lo largo y ancho del mundo, conseguimos
liberar y democratizar la criptografía. Esta fue una lucha verdaderamente
revolucionaria, librada en las fronteras de la nueva internet. La ofensiva fue
rápida y onerosa pero, aunque es una ofensiva aún en curso, el camino está
allanado.
La criptografía no sólo puede proteger las
libertades de los individuos, sino la soberanía y la independencia de países enteros,
la solidaridad entre grupos con una causa común, y el proyecto de una
emancipación global. Puede ser usada no sólo para luchar contra la tiranía del
Estado sobre el individuo, sino contra la tiranía del imperio sobre la colonia.
Éste es un mensaje en el que creo con
firmeza, y se encuentra entre líneas a lo largo del presente libro aunque no
esté debatido en gran detalle. Merece su propio libro, y lo tendrá cuando sea
el momento adecuado y mi situación lo permita. Por ahora, espero que esto baste
para llamar la atención de los lectores al respecto y para que lo tengan
presente durante la lectura.
Julian Assange
enero de 2013
Assange, Julian. Criptopunks: la libertad y
el futuro de internet. -1ed. Buenos Aires: Marea; Trilce, 2013. págs.9-13.
[1]
en el original. A diferencia de <<vigilancia>>
(<<Cuidado y atención exacta en las cosas que están a cargo de cada
uno>>, DRAE) el término inglés implica la vigilancia de sospechosos para
evitar o detectar crímenes. Tiene
connotaciones de control social y represión. Es usado frecuentemente cuando esa vigilancia
se realiza por medios tecnológicos. El survellance
state refiere a un Estado que desarrolla una vigilancia (control,
espionaje) masiva de sus habitantes arriesgando su privacidad y los derechos
humanos. A lo largo de toda la obra el
término vigilancia debe ser comprendido con esa connotación de la palabra
inglesa.
[2]
Coalición de 17 agencias
gubernamentales del Poder Ejecutivo de los Estados Unidos que trabajan de
manera independiente y que colaboran para recabar la información de
inteligencia necesaria para conducir las relaciones internacionales y las
actividades de seguridad nacional. Está dirigida por el director de la
Inteligencia Nacional.
[3]
Agencia de inteligencia
criptológica del Gobierno de los Estados Unidos. Ella forma parte del
Departamento de Defensa. Es responsable
de obtener y analizar información transmitida por cualquier modelo de
comunicación, y de garantizar la seguridad de las comunicaciones del Gobierno
contra agencias similares de otros países, y conlleva la utilización del
criptoanálisis. La agencia está dirigida por un
oficial de tres estrellas (un teniente general o bien un vicealmirante). La NSA
es un componente clave de las <<Comunidad de Inteligencia>> de
Estados Unidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario